5 meses de trabajo, recopilación de información, selección de datos, storyboard, dibujo, entintado, coloreado, selección de fuentes y finalmente colocación de textos, sin hablar de las innumerables correcciones, traducción, rediseños, arreglos de color, texto, tapas, etc... al fin, todas estas horas y horas de trabajo tienen una forma concreta y confluyen en un mismo sitio, en forma de libro.
Muchas emociones y sentimientos han pasado por mi mente en este tiempo, momentos de más y menos entusiasmo, de dudas y de seguridades, pero lo que realmente me ha llevado al final del proyecto es mi verdadera pasión por dibujar y pintar, por dar forma a cada viñeta, e intentar que cada una fuese una ventana a otro mundo, un mundo paralelo que habla sobre este e invita a conocer otras historias u otros tiempos, contar cosas que han sucedido, mientras todos continuábamos con nuestras rutinas, sin ser, tal vez, plenamente consientes de lo que pasaba a nuestro alrededor.
Sumergirse en las páginas de un cómic pienso que debe ser una experiencia fantástica para el lector, una experiencia intelectual, física y visual, que lo lleve entusiasmado y reflexivo a través de las páginas hacia el final de la historia, que en el mejor de los casos le pueda aportar un grano de arena para construir con renovada energía su día a día, su mundo, que al final es el mundo de todos, el que todos compartimos.
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